Los métodos anticonceptivos quirúrgicos son aquellos que requieren de una operación. Son los métodos más efectivos para evitar el embarazo y pueden ser reversibles, pueden ser cómodos después de la recuperación de la cirugía porque no es necesario consumir hormonas o sustancia alguna, estar al pendiente de días fértiles, etcétera. Ninguno de estos métodos protege contra las enfermedades de transmisión sexual.
Existen dos métodos quirúrgicos:
1. Vasectomía: La vasectomía es una operación de cirugía menor que pone fin permanente a la fertilidad masculina, mediante la sección y ligadura de los conductos deferentes. El resultado es la ausencia de espermatozoides en la eyaculación, evitando el embarazo.
El procedimiento es sencillo: se aplica anestesia local y se realiza una pequeña incisión en la parte superior (o dos en los costados) del escroto. Se extraen de su interior los conductos deferentes, se cortan y se ligan. Luego se vuelven a introducir en el escroto. Existe también la vasectomía sin bisturí en la que El cirujano encontrará los conductos deferentes palpando el escroto y luego inyectará un anestésico y luego hará un agujero diminuto en la piel del escroto y sellará los conductos deferentes. Generalmente, el cirujano halará los conductos deferentes a través del diminuto agujero con el fin de amarrarlos y cortarlos. No se necesitarán puntos de sutura. La principal ventaja de la vasectomía es que posee una eficacia superior al 99%. Además, no interfiere con el acto sexual ni produce cambios hormonales. Sus riesgos y efectos secundarios son los habituales de un procedimiento quirúrgico menor. El 10% de los pacientes sufre algún dolor a causa de la congestión testicular posterior a la operación, la cual se calma con anti-inflamatorios.
Es importante resaltar que la desaparición de los espermatozoides del semen no es inmediata. Desde el momento en que se interrumpen los conductos, se tarda alrededor de seis semanas para darles salida a los espermatozoides restantes.
Finalmente, es importante mencionar que para revertir este método se necesita una cirugía mucho más complicada por lo que se recomienda que solamente los hombres que ya no quieran tener hijos lo usen.
2. Salpingoclasia: también conocido como ligadura de trompas y es un procedimiento quirúrgico mediante el cual se atan y cortan las trompas de Falopio, que transportan el óvulo del ovario al útero, para impedir que el óvulo se encuentre con el espermatozoide y así evitar el embarazo.
La técnica más común para realizarla es la laparoscopía. El médico inyecta dióxido de carbono en el abdomen de la mujer para expandirlo y poder observar con mayor precisión sus órganos internos. Luego, hace una incisión e inserta el laparoscopio, un instrumento óptico dotado de un lente y un sistema de iluminación que permiten visualizar mejor el interior de la cavidad abdominal. Tras realizar otra incisión, esta vez debajo del vello púbico, inserta el instrumento para alcanzar las trompas, que son cortadas, quemadas (cauterizadas) o bloqueadas con anillos, bandas o broches.El procedimiento no dura más de media hora, comienza a ser efectivo inmediatamente y no requiere hospitalización, por lo que se puede regresar a casa el mismo día. Su mayor ventaja es su eficacia de más del 99%, sin embargo puede ocurrir que no se cierren bien las trompas y se pueda producir un embarazo (ocurre en 1 de cada 200 mujeres). Además, se trata de una operación sencilla que no afecta la capacidad sexual, ovulación o menstruación. Tampoco requiere atención diaria. Sus riesgos son los típicos de cualquier cirugía menor. Es un método irreversible por lo que la mujer debe tener seguridad de que no quiere tener más hijos.
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