La fibrosis quística es una enfermedad hereditaria que hace que se acumule moco espeso y pegajoso en los pulmones y otras partes del cuerpo, así como la infección del páncreas y la mala absorción de nutrientes por parte de este órgano. Esta enfermedad es uno de los tipos de enfermedad pulmonar crónica más común en niños y adultos jóvenes y es potencialmente mortal.
Como mencionaba, la fibrosis quística es hereditaria, la causa un gen defectuoso que ocasiona que el cuerpo produzca moco, que es un líquido anormalmente espeso y pegajoso, el cual se acumula en las vías respiratorias de los pulmones y en el páncreas, lo que lleva a infecciones pulmonares que pueden ser mortales y problemas digestivos importantes. Esta enfermedad también puede afectar algunas glándulas como las sudoríparas y el aparato reproductor masculino.
Esta enfermedad genética necesita que ambos progenitores porten el gen defectuoso de la fibrosis quística para manifestarse, por lo que existen muchas personas que solamente tienen uno de los genes y no lo saben ya que no se presentan síntomas.
Los niños que sufren de esta enfermedad generalmente son diagnosticados con la misma en los primeros dos años de vida, sin embargo existen casos en los que la enfermedad no se detecta sino hasta los 18 años o más y esto se debe a que, usualmente, es una forma más leve de la enfermedad.
Los síntomas pueden ser los siguientes:
- En los recién nacidos:
- Retraso en el crecimiento.
- Incapacidad para aumentar de peso de manera normal.
- Ausencia de deposiciones durante los primeros dos días de vida.
- Los síntomas relacionados con funciones intestinales pueden ser:
- Estreñimiento grave, causando dolor abdominal.
- Abdomen hinchado o distendido.
- Náuseas.
- Falta de apetito.
- Heces pálidas, de olor muy desagradable que tienen moco.
- Pérdida de peso.
- Los síntomas relacionados con el aparato respiratorio pueden ser:
- Tos.
- Aumento de mucosidad en pulmones y nariz, causando congestión.
- Fatiga.
- Episodios recurrentes de neumonía.
- Dolor o presión sinusal.
- Los síntomas que pueden notarse conforme la persona va creciendo pueden ser:
- Esterilidad masculina.
- Pancreatitis (inflamación del páncreas) constante o repetitiva.
- Dedos malformados.
Existe un examen de sangre disponible para ayudar a detectar la fibrosis quística. El examen busca variaciones en un gen conocido como causante de la enfermedad. También existen otros exámenes que ayudan al diagnóstico como la tomografía o radiografía de tórax, pruebas de función pulmonar, medición de función pancreática y examen de grasa fecal, entre otros.
Un diagnóstico temprano de FQ y un plan de tratamiento pueden mejorar tanto la supervivencia como la calidad de vida. El control y vigilancia son de suma importancia. Siempre que sea posible, los pacientes deben recibir cuidados en clínicas con especialidad en fibrosis quística. Cuando los niños llegan a la adultez, deben transferirse a un centro especializado en fibrosis quística para adultos.
Para una persona con FQ es muy importante tener cuidados en casa como son:
- Evitar el humo, polvo y suciedad.
- Tomar muchos líquidos.
- Hacer ejercicio cardiovascular (nadar, trotar, montar en bicicleta) dos o tres veces por semana.
- Sacar el moco o secreciones de vías respiratorias de una a cuatro veces al día.
A pesar de que la mayoría de los niños diagnosticados con FQ logran llevar una vida normal hasta que alcanzan la adultez, con el tiempo la enfermedad empeora hasta el punto de que la persona puede quedar incapacitada. Incluso cuando no se conoce una cura para la FQ, los tratamientos han mejorado enormemente en los últimos años. Hasta la década de los 80, la mayoría de las muertes por FQ ocurrieron en niños y adolescentes. Actualmente, con mejores tratamientos, algunas personas con FQ llegan a vivir más allá de los cuarenta y cincuenta años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario